domingo, 6 de noviembre de 2011

FAQs sobre la crisis de la deuda (V): Una fábula euromonetaria

Hemos tenido una semana tremenda, tras el peculiar trick-or-treat de Halloween 2011 que nos dedicó el señor Papandreu. Este susto ha dado lugar a que muchos nos hagamos la FAQ: ¿qué pasa si un país sale del euro? La respuesta corta a tan candente pregunta es que nadie lo sabe. Imprudente como soy me atreveré a dar una respuesta, seguramente peor que muchas y quizá mejor que alguna, basada en las lecturas de las que les hablaré al final de esta entrada.

En los posts previos de esta serie simulaba un diálogo con un lector imaginario. Hoy dejaremos descansar a este utópico lector y les contaré un cuento ambientado en la República de Taxonia, país imaginario que un profesor de mi Departamento inventó hace muchos años para dar color a sus ejercicios de Matemáticas aplicadas.

La República de Taxonia, perteneciente a la Unión Europea y a la Zona Euro, atravesaba épocas de penuria. La economía mundial se encontraba en recesión. Taxonia compartía este período de vacas flacas, agravado por un insoportable nivel de desempleo y por un déficit fiscal que en el pasado parecía razonable, pero que llevaba algún tiempo siendo implacablemente castigado por unos mercados financieros que exigían rentabilidades cada vez mayores para financiarlo.

Aquél día no parecía que fuera a ser mejor o peor que otro, pero los ciudadanos desayunaron con los siguientes titulares: "Taxonia abandona el euro" y "Nuestra moneda vuelve a ser el taxón."

Lo primero que la gente pensó fue: "¿Y cómo pagaré el café de la mañana?" Algunos probaron a hacerlo en euros, encontrándose con la grata sorpresa de que el empleado del bar los aceptaba encantado. Otros se acercaron a un cajero automático, y vieron que ahora entregaba billetes de 50 euros sobreestampados con un cartel grande y chillón que decía: "50 taxones". A medida que pasaba el día los billetes con códigos de otros países se evaporaron misteriosamente, mientras que los billetes con el código taxonés y los marcados circulaban a velocidades de vértigo. Por alguna razón, nadie tenía monedas para devolver el cambio: los comerciantes te fiaban o te cobraban con tarjeta. Se generalizó el trueque de bienes y servicios. Las monedas nuevas se acuñaron rápidamente y, al cabo de un tiempo, se emitieron billetes nuevos, que eran bastante feos.

Los informativos se convirtieron en los programas de mayor audiencia, cosa que no era nada habitual. A través de ellos los ciudadanos vieron cómo los portavoces de los partidos de la oposición, los sindicatos y muchas otras organizaciones pedían explicaciones al Gobierno: "¿Cómo se puede haber tomado una decisión tan importante de espaldas al pueblo? ... Tenían ustedes que haber convocado un referéndum." Las explicaciones gubernamentales resultaban incluso más confusas de lo habitual. Decían que la economía de Taxonia no podía aguantar más en la Unión Monetaria, que hacía falta devaluar la moneda, que los recortes fiscales que exigían los mercados eran excesivos...

En los días siguientes se extendieron las protestas y manifestaciones. Una huelga general fue secundada por la práctica totalidad de la población. Hubo algunos muertos. Declararon la Ley Marcial y se estableció un toque de queda. Poco después el Gobierno cayó, dando paso a un Gobierno de concentración que, al cabo de unos días, levantó la Ley Marcial. En ningún momento se habló de volver al euro o de convocar un Referéndum. Poco a poco la gente aterrizó en la dura realidad: si se hubiera hecho una consulta, el día previo a las mismas no hubiera quedado ni un céntimo de euro en el país.

La gente iba a las sucursales a retirar euros. Les decían que no era posible. "Bueno, pues me lo llevo en dólares." Pero el Decreto de Reforma Monetaria prohibía cambiar moneda salvo por causas justificadas, y ello tras un engorroso trámite. "¿Cuánto tiempo durará esta prohibición?" preguntaba el cliente. "Nadie lo sabe," respondía el bancario. Algunos intentaban transferir divisas a un primo que vivía en Alemania, pero no era posible. Tampoco era posible hacer estas operaciones a través de los bancos de Internet. Durante un tiempo el efectivo andaba escaso y se incentivó el uso de tarjetas de débito y crédito. "Esto ayuda a evitar el fraude fiscal, que tanto ha perjudicado al país," explicaban los políticos. Era prácticamente imposible comprar oro, joyas, sellos u obras de arte reconocidas. Los controles fronterizos  - porque volvía a haber fronteras -  resultaban minuciosos y exasperantes.

Al final, los bancos tuvieron que ser nacionalizados "... para asegurar el ahorro de los ciudadanos," dijeron.

Ni el Gobierno ni los bancos podían conseguir crédito en el exterior. Al principio los políticos intentaron compensarlo imprimiendo muchos billetes. La inflación aumentó brutalmente y la cotización del Taxón se hundió. Cuando se vio que no era posible seguir así, hubo que reducir el déficit a cero, lo que supuso un recorte de gasto aún más brutal que los que habían motivado la salida del euro.

Poco a poco algunas cosas mejoraron. La drástica devaluación del taxón  - llegó a cotizar a 0,1 euros por taxón -  reactivó la economía y permitió crear algunos empleos. Los bienes importados prácticamente desaparecieron de los comercios porque resultaban demasiado caros. Surgieron sustitutivos nacionales y florecientes negocios de reparación de los electrodomésticos, ordenadores y juguetes electrónicos, que iban a tener que durar más de lo previsto. El turismo floreció, al calor de un taxón barato. Las remesas de divisas que enviaban los numerosos emigrantes taxoneses eran de gran ayuda para alimentar las reservas de moneda fuerte de Taxonia.

Aunque ya se podía cambiar taxones por euros, los estudiantes universitarios tuvieron que renunciar a su "curso Erasmus," porque el programa Erasmus era para ciudadanos de la UE y, muy especialmente, porque viajar al extranjero se había convertido en algo prohibitivo. Las actividades de investigación y desarrollo, así como otras que dependen mucho de los contactos internacionales, prácticamente desaparecieron.

Fue necesario soportar años y años de moderación salarial para mantener la competitividad de las exportaciones, principalmente consistentes en: productos agrícolas, muñecas de plástico y trajes regionales. Cada vez que el gobierno intentaba elevar los salarios por encima de la inflación la productividad caía y se reducía el imprescindible comercio exterior, recordando a los taxoneses la diferencia entre devaluar la moneda y ganar competitividad mediante reformas estructurales.

La vuelta al taxón también complicó las relaciones internacionales. Según el Decreto de Reforma Monetaria, si la noche previa al cambio alguien debía 100 euros, al día siguiente debía 100 taxones. Esta medida afectaba principalmente a los bancos y ciudadanos del país, a los que no les quedó más remedio que aguantarse. Sin embargo también había acreedores internacionales, principalmente del Gobierno y de los Bancos. En concreto, la deuda pública en manos de extranjeros era importante y Taxonia no tenía demasiados tanques, así que hubo que entablar discretas rondas de negociación que permitieron llegar a acuerdos no del todo claros. El neto fue: (a) nadie les invadió, (b) Taxonia tardó muchos años en recuperar su presencia en los principales foros internacionales y (c) los mercados de capitales se mantuvieron prácticamente cerrados al país durante largos años...

La siguiente generación de taxoneses se crió en un mundo más estrecho y limitado que el de sus mayores. Mucha gente sufrió. Algunos incluso se beneficiaron.

No sé qué pensarán ustedes de la historia de Taxonia. Comparado con otros precedentes históricos, su salida del euro fue un éxito resonante, aunque seguramente los taxoneses no valorarían así este período de su historia.

Por mi parte me alegro de vivir en un país que, pese a sus dificultades actuales, forma parte de un mundo ancho y lleno de oportunidades  - también de riesgos -  que no existían en los años 60-80 en los que nací y me eduqué.

Y colorín, colorado...


Fuentes

Este cuento se basa en una investigación chapucera, llevada a cabo en pocos días durante algunas horas de euroinsomnio, acerca de cómo podría ser una salida del euro realizada comme il faut, es decir, sin previo aviso. Acepto críticas y correcciones, que me reservo el derecho de asumir en versiones sucesivas. A quien quiera profundizar en estos temas le conviene leer sobre los precedentes históricos de estas situaciones.

De hecho, hay abundantes ejemplos de ruptura monetaria producida por guerras civiles o por el reparto de un territorio entre potencias invasoras o coloniales. El caso más asimilable a lo que supondría la disgregación de la UE es la ruptura de la unión monetaria y aduanera austro-húngara en 1919. Para "modernizar" este caso, introduciendo factores como la deuda pública, el dinero electrónico o la banca por internet, hay que acudir al corralito argentino de 2001 que, sin ser exactamente una ruptura monetaria, sí guarda muchos paralelismos con las situaciones que nos interesan. También me ha parecido muy interesante un artículo de análisis publicado en WSJ sobre las consecuencias que hubiera tenido para Grecia de salir del euro.

Una fuente intelectual y afectiva muy importante es mi madre, Emilia, quien me ha contado muchas historias acerca de lo que supuso la ruptura de la "zona peseta" durante nuestra guerra civil y su posterior refundición. Gracias mamá por enseñarme que con el dinero no se juega: ojalá tuvieras la oportunidad de explicárselo a nuestros eurolíderes.

12 comentarios:

  1. Querido Miguel, Interesante y espeluznante. Se lee de cabo a rabo como una novela de terror.

    ResponderEliminar
  2. Querido César,
    Gracias por este comentario tan amable.
    Es verdad que la historia que he contado es espantosa, pero es el "escenario favorable" en el que las cosas se hacen como es debido. La peregrina idea del señor Papandreu: un referéndum asimilable a sacar a Grecia de la eurozona ... hubiera podido destruir en horas el sistema monetario y financiero griego: fuga de depósitos, quiebra bancaria, desaparición del efectivo. ¡Se me ponen los pelos como escarpias!

    ResponderEliminar
  3. Tengo una pregunta. ¿Le parece posible que Alemania y Francia creen un "nucleo duro" echando del euro a los países más débiles?

    ResponderEliminar
  4. Estimado Rubén,
    En épocas de tanta incertidumbre nada es imposible, pero pero me parece difícil que ocurra esto que usted apunta.
    Sé que existen estudios acerca de cómo romper la zona euro. Concluyen contundentemente que que hay problemas jurídicos muy serios pero, sobre todo, que los costes serían elevadísimos para los países implicados.
    Piense, por ejemplo, en la "expulsión" de un país del euro. ¿Cómo se hace eso? ... Quiero decir: es posible dejar de apoyar su deuda pública, sancionarle o imponerle medidas, pero no sé cómo se obliga a un país a cambiar de moneda.
    Es más viable que un grupo de países económicamente saneados emigren a un "eurofuerte", mientras que los demás se quedan en un "eurodébil" (el actual). Pero esto tendría costes elevadísimos.
    Por ejemplo, la cotización del eurodébil se hundiría y la del eurofuerte se elevaría, lo que supondría una pérdida brutal de competitividad en las exportaciones en eurofuertes. Otro ejemplo, los países excluidos del eurofuerte seguirían pagando sus deudas (si es que no han quebrado) en eurodébiles, perjudicando a los tenedores de deuda de la zona eurofuerte, bancos principalmente. Uno más: aparte de los títulos de deuda, que más o menos se saben donde están, hay unos seguros de impago - los CDS o Credit Default Swaps - que son opacos, esto es, nadie sabe cuántos hay ni quien los tiene. Me malicio que este escenario supondría la detonación brusca de gran cantidad de CDS, abriendo un escenario abismal al que no creo que nadie se quiera asomar ...
    No me parece razonable, por tanto, que la idea del "núcleo duro" se refiera a un brusco quebrantamiento de la eurozona. Más bien pensaría en que un núcleo de países, que cumplen una serie de criterios de disciplina presupuestaria, suscriban un conjunto de tratados de coordinación en política económica y fiscal y se den a sí mismos ventajas como la creación de un bono de garantía mutua (un "eurobono" para el núcleo duro). Los países excluidos de esta zona ni cederían soberanía ni disfrutarían de estas ventajas y quedarían, por tanto, enfrentados a la decisión de disciplinarse para ingresar en el club o salir del euro.
    Esperemos, por tanto, que los rumores de fractura sobrevenida de la zona euro queden en uno más de esos eurosustos que últimamente abundan más que las euroalegrías.
    Un saludo,

    ResponderEliminar
  5. Buenas noches Miguel.
    Aunque ya se que el objetivo con el que se creó el BCE fue para controlar de la inflación, desde mi inorancia en economía, mi duda es sobre por qué el BCE no devalúa el Euro, aunque sea un poco. ¿No es lo que nos vendría bien para ser más competitivos y ayudar a los países del Sur de Europa, aunque esto supusiera una subida de la mencionada inflación? ¿O que también bajaran más el precio del dinero?

    ResponderEliminar
  6. Por cierto, la historia de Taxonia es muy buena y clarificadora.

    ResponderEliminar
  7. Buenas noches, Fernando.
    No seas tan modesto, que esta no es la pregunta de un ignorante en economía.
    Devaluar el euro es fácil. Lo difícil es mantenerlo devaluado porque las otras economías exportadoras (principalmente China, Estados Unidos y Japón) harían lo propio para mantener su competitividad.
    Dicho esto, sería razonable darle a la máquina de hacer euros para debilitar un poco la moneda y reducir los tipos de interés, lo cual ayudaría a estimular la economía.
    Si esto no se hace es porque Alemania tiene bastantes reticencias por dos motivos: Uno es que a los alemanes les produce urticaria la inflación que podría acompañar a una expansión monetaria. El segundo es el argumento de "riesgo moral", esto es, que si se le ponen las cosas demasiado fáciles a los países con problemas, no haremos las reformas estructurales que necesitamos.
    Particularmente, creo que el argumento anti-inflacionista es erróneo (la inflación no está, ni se la espera). El segundo lo comparto parcialmente.
    Un cordial saludo

    ResponderEliminar
  8. Hola Miguel,
    ¿Podrías ampliar un poco tu respuesta a la pregunta previa? En la situación actual no comprendo las reticencias de Alemania a una actuación más decidida del BCE.
    Un saludo

    ResponderEliminar
  9. Estimado Anónimo,
    Creo que la inacción casi siempre se explica por la comodidad de quien no actúa.
    Piense por ejemplo en el votante alemán. Se trata de un pueblo muy ahorrador y alérgico a la inflación. Entienden que la política actual del BCE es ortodoxa y que, al imponer una estricta austeridad a los gobiernos de la zona euro, se está garantizando la rentabilidad y seguridad de sus ahorros.
    Piense, por otra parte, en la señora Merkel. Antes de verano tenía dificultades electorales. La crisis actual le ha permitido consolidar su liderazgo, en su propio país y en Europa. Se ha quitado de enmedio a dos primeros ministros que daban largas a sus política de austeridad. Alemania tiene una tasa de desempleo reducida, crece y financia su déficit público con un tipo de interés menor que la inflación ... ¡Qué envidia!
    Si se confirma la extensión del problema a otros países de la Eurozona, incluida Francia, este panorama tan idílico seguramente se verá sacudido en alguna medida. Sin embargo, hasta ahora, hay que reconocer que a Alemania le ha ido de cine.
    Espero que esto responda su pregunta. Cordialmente,

    ResponderEliminar
  10. Viendo los niveles de crecimiento de las distintas economías, y haciendo caso de Krugman, creo sinceramente que la zona € esta mal planteada, y por lo tanto es ineficiente; 2 motivos:

    1. Politica Fiscal en manos de Cada Estado y no de la Unión

    2. Ritmos de Crecimiento de los países diferente.

    Intentamos ser EEUU, pero es imposible, si vemos por ejemplo las trayectorias historicas del PIB Español e Italiano, con el Francés o Alemán, nos damos cuenta de que no van iguales.
    ¿qué repercusiones tiene esto?

    Si el BCE Sube los Tipos de Interés, la medida no beneficia a toda la UE, sino a una parte.
    España, no puede aumentar sus exportaciones con el viejo truco de la devaluación, y por eso nuestra balanza de pagos va como va...
    ¿como hacer que todos crezcamos por igual?
    la idea original de los fondos europeos pùdo haber servido, pero mientras que la PF No la lleve el BCE O un Estado Europeo, es inviable la Eurozona a nivel de EEUU.


    otra cosa que no entiendo es porque España tuvo que superar para entrar en el € condiciones inflexibles, y otros países lo tengan tan fácil para ello, ¿alguna explicacion arbitrista?

    Un Saludo.

    ResponderEliminar
  11. Estimado Julián,
    Efectivamente, la zona euro tiene un problema de heterogeneidad fiscal y de distintos ritmos de crecimiento. El segundo se aliviaría si a los trabajadores les fuera más fácil moverse entre países pero no es así, aunque sólo sea por las diferencias de idioma.
    Coincido también en que los criterios de admisión en la Eurozona no fueron igualmente exigentes para todos. Creo que en algún momento se impuso la idea de que cuantos más fuéramos mejor. Así nos luce el pelo.
    Muchas gracias por su comentario. Un saludo

    ResponderEliminar