Llevamos un par de posts discurriendo sobre cómo adaptar la Universidad a nuestros tiempos de crisis. Después de hablar de las tasas de matrícula y de la eclosión de finales del siglo pasado, que hizo brotar universidades como setas a lo largo y ancho de nuestra geografía, hoy toca hablar de cómo pueden resolverse excesos de capacidad docente.
Aliviar estos desequilibrios no será fácil ni grato: la Universidad se compone fundamentalmente de personas y las medidas que se tomen afectarán a su bienestar, por lo que conviene pensarlas bien. Aportaremos hoy un grano de arena a esta causa proponiendo alternativas que evitan las fórmulas más duras.
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lunes, 19 de marzo de 2012
domingo, 11 de marzo de 2012
El profesor-arbitrista (II): Universidad a tutiplén
La semana pasada estuvimos hablando de los desajustes que produce el sistema actual de tasas universitarias. Hoy volveremos a dedicarle un ratito al arbitrismo universitario, para abordar el problema quizá más peliagudo de todos los que afectan a la universidad española: el exceso de capacidad. Parece que este tema recibirá próximamente alguna atención por parte de nuestro gobierno, tal como sugiere este artículo recientemente publicado en ABC.
Efectivamente: con todo el dolor de mi corazón reconozco que en España se ha producido una proliferación excesiva de universidades. Reconozco asimismo que, incluso limitándonos a las que no sobran, existe un cierto exceso de capacidad, en general, y un desajuste entre la oferta y la demanda, en particular. Creo también que la sobrecapacidad es menor de lo que parece y que no es un problema inmanejable.
Efectivamente: con todo el dolor de mi corazón reconozco que en España se ha producido una proliferación excesiva de universidades. Reconozco asimismo que, incluso limitándonos a las que no sobran, existe un cierto exceso de capacidad, en general, y un desajuste entre la oferta y la demanda, en particular. Creo también que la sobrecapacidad es menor de lo que parece y que no es un problema inmanejable.
domingo, 4 de marzo de 2012
El profesor-arbitrista (I): Hablemos de las tasas universitarias
Hace unos meses escribí un par de posts titulados "El funcionario-arbitrista" en donde sugería formas de ahorrar dinero público sin recortar servicios básicos o despedir a la gente.
Hoy recuperaremos al funcionario-arbitrista en su faceta de profesor universitario. El motivo fundamental es que esta semana apareció un artículo de prensa que explicaba las dificultades de las autonomías para cumplir los objetivos de déficit en 2012. El texto decía literalmente que: “El gasto que muchos ven más factible de tocar es el de las universidades.” Asumiendo que así va a ser, seguiré el ejemplo de mi colega, profesor y bloguero, el Anecado, con quien coincido en muchas cosas y discrepo en alguna, dedicando una serie de entradas a proponer medidas para mejorar el equilibrio financiero de las universidades sin excesivo derramamiento de sangre o lágrimas.
Hoy recuperaremos al funcionario-arbitrista en su faceta de profesor universitario. El motivo fundamental es que esta semana apareció un artículo de prensa que explicaba las dificultades de las autonomías para cumplir los objetivos de déficit en 2012. El texto decía literalmente que: “El gasto que muchos ven más factible de tocar es el de las universidades.” Asumiendo que así va a ser, seguiré el ejemplo de mi colega, profesor y bloguero, el Anecado, con quien coincido en muchas cosas y discrepo en alguna, dedicando una serie de entradas a proponer medidas para mejorar el equilibrio financiero de las universidades sin excesivo derramamiento de sangre o lágrimas.
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