Hay quien sostiene insistentemente que algunos eurosocios presionan para que España acepte el no-rescate bancario. Y parece que es cierto. Por ejemplo, acabo de leer en la prensa que la señora Merkel nos anima a acelerar la solicitud formal, advirtiendo del peligro que supone "...tener a nuestros bancos operando con un nivel de capital insuficiente." No se qué les parecerá a ustedes, pero cuando alguien me persigue para prestarme dinero yo me pregunto: "¿Qué estará buscando?"
Pues esa es la FAQ del millón que hoy nos planteamos: ¿Qué intereses hay detrás de nuestro no-rescate? Les advierto que mi respuesta a esta pregunta no está basada en hechos contrastables: se trata de una especulación particular, que ustedes deberán decidir si asumen o descartan.
Un buen punto de partida para discutir tan candente cuestión es preguntarnos: "¿Quién se beneficia de un rescate?" La respuesta es clara: los acreedores de la persona, institución o país rescatado. En el caso de nuestros maltrechos bancos lista de "beneficiarios" es muy amplia, e incluye a pensionistas, funcionarios, PYMEs, millonarios, grandes empresas y otros bancos.
Además, si repasamos el post titulado Pero... ¿de verdad debemos tanto? recordaremos que la deuda sobre PIB de bancos, cajas y otros intermediarios financieros pasó del 12% en 1990 al 76% a mediados de 2011, siendo este sector el que experimentó el crecimiento relativo más importante de toda la economía española en este período, como muestra el gráfico que pueden ver a su izquierda.
La causa de este espectacular crecimiento de la deuda bancaria es bien conocida: nuestra infame "burbuja inmobiliaria" alcanzó su apogeo entre finales de los 90 y principios de 2008 y, para financiarla, numerosas entidades españolas se endeudaron fuertemente.
¿Y quiénes financiaron con entusiasmo esta expansión crediticia? Pues los grandes bancos alemanes, franceses y británicos.
Como ustedes seguramente se malician, de esto puede ir la historia: Algunos bancos españoles se encuentran en un estado financiero frágil. Sus acreedores son grandes bancos de otros países europeos. Nuestros solidarios socios ejercen una presión considerable para que España solicite un rescate que elevará nuestra deuda soberana. Con ello mejoran las expectativas de cobro de estas deudas y su calidad crediticia, ya que pasan de estar garantizadas por Bankia, por ejemplo, a estarlo por el Reino de España, esto es, por usted y por mí, que vamos camino de convertirnos en avalistas solidarios de estos préstamos.
Llegados a este punto, me siento obligado a recordarles de nuevo que lo que acabo de decir es una especulación personal. No tengo datos que la sustenten. Si deciden creerla me parecerá bien y, si no, pues también.
¿Y qué puede hacerse en circunstancias tan adversas? Pues seguramente lo está haciendo el Gobierno. Dar largas, negociar discretamente las condiciones financieras del crédito, ejercer toda la presión posible para que se conceda directamente a las entidades y, sobre todo, jugar con el miedo que tiene la otra parte de que España opte por una quiebra a la islandesa.
Entiendo que los bancos alemanes quieran recuperar su dinero: son deudas y hay que pagarlas. Lo que me preocupa que unos intereses particulares hayan podido determinar la forma del no-rescate, esto es, que los fondos sean deuda pública en vez de una inyección directa de capital. Este formato aumenta la vinculación entre la crisis financiera y la crisis de la deuda soberana y nos hace avanzar un paso más hacia un abismo en el que no queremos estar, ni los españoles, ni los alemanes, ni nadie.
Escribiendo este post me temo que he incumplido lo que me mandan los médicos: tomar las cosas con calma. Como la salud es lo primero, voy a tomarme una pastilla de valeriana y pasaré un rato con mi hija, intentando olvidar estos trapicheos en los que tan buen papel desempeñaría el excelente banquero Shylock.
También es cierto que el Estado español (a través del Banco de España) tiene la obligación de supervisar las entidades financieras. Si ahora estas se caen, ¿no es cierto que el Estado debería asumir su parte de responsabilidad en el asunto (y asumir subsidiariamente, cuando menos, un porcentaje del coste del rescate)?
ResponderEliminarSé que tiro piedras contra mi propio tejado al realizar esta apreciación. Pero la crisis bancaria no se produjo porque unos señores particulares hicieron cosas de las que acabamos de enterarnos sorprendentemente ahora. De hecho, en el caso de Bankia, esos señores fueron elegidos por partidos políticos a los que elegimos reiteradamente durante años.
¿No deberían ahora pedirnos cuentas los alemanes por votar mal? ¿Por no haber hecho un mejor seguimiento de la res publica, dentro de cuyo ámbito estaba la gestión de las cajas de ahorros?
Estimado cjgb.
EliminarTodo lo que usted señala es cierto: al no gestionar adecuadamente el recalentamiento inmobiliario, se ha producido una grave imprevisión y falta de diligencia por parte del Gobierno, el Banco de España y algunas entidades concretas.
Todo esto no contradice la posibilidad - insisto que hipotética - de que haya unos importantes intereses ocultos tras la supuestamente ortodoxa posición de algunos eurosocios. Mi objetivo al escribir este post ha sido más el de revelar estos posibles intereses que el de criticarlos. No olvidemos que, si existen, son legítimos.
Evidentemente me preocupa que la posición de nuestros eurosocios nos perjudique a usted y a mí. Pero me preocupa más aún que anule la eficacia de un modelo de rescate parcial que, en otras circunstancias, podría funcionar. Y más todavía que termine desencadenando un rescate soberano de España y posiblemente de Italia. ¡Eso sí que sería un problema!
Muchas gracias por su interesante comentario. Un saludo,
Amigo, primera vez que entro en tu blog, y aunque dices que no tienes datos que avalen tus afirmaciones, considero que se parecen bastante a lo que creo que está pasando,...Personalmente creo que por desmedida ambición se están cargando el proyecto de Europa, y veremos caer los pedazos uno trás otro,...Alguien tiene que poner freno a esto,...Un saludo, y te acompaño con lo de la valeriana,...
ResponderEliminarEstimado Marcelo,
EliminarGracias por su amable comentario. Coincido con usted en el temor de que la gestión miope de unos intereses limitados esté poniendo en riesgo la estabilidad e integridad de la Unión Europea.
Me temo que nos queda mucha valeriana por consumir...
Un cordial saludo,
Estimado Arbitrista,
ResponderEliminarMe alegro mucho de poder volver a leer sus interesantes comentarios sobre los sombríos tiempos que corren. Pero, por favor, no olvide la recomendaciones de sus médicos.
Modestamente, planteo una cuestión: ¿es posible una Europa más unida políticamente y más solidaria habida cuenta del grado de diversidad intra-europea en aspectos económicos -y no sólo- relevantes (valores, calidad institucional, respeto a la ley, estructura económica, productividad etc.? Soy escéptico al respecto.
Por otra parte, me pregunto si la acusación permanente a Alemania está plenamente justificada y dudo de que tenga la menor utilidad.
Cordiales saludos,
Rafael Dobado
Estimado Rafael,
EliminarMuchas gracias por su amable comentario y por instarme a seguir con disciplina las recomendaciones del médico. Éste es un consejo que nunca me sobra.
Acerca de las cuestiones que plantea, coincido en apreciar la dificultad de una Europa más unida y más solidaria. Para avalorar la magnitud del desafío, basta con pensar en lo difícil que fue formar los Estados Unidos de América, pese a la existencia de un idioma y un tronco cultural común. Pero eso es lo que toca: elegir entre una Europa más unida o una desintegración monetaria y económica de consecuencias imprevisibles.
Por otra parte, Dios me guarde de acusar a Alemania, país cuya fibra moral le lleva a mostrar al mundo acontecimientos singulares y gozosos, como la dimisión forzada de un Jefe de Estado por corrupción o la de un Ministro de Defensa por plagiar parcialmente su Tesis Doctoral. Si nuestro país aplicara niveles de exigencia similares a sus líderes otro gallo nos cantaría.
Dicho lo anterior, estamos en una dinámica improductiva en la que cada vez menos países deben afrontar el rescate financiero de cada vez más países. Creo que el no-rescate español es una buena oportunidad para probar una fórmula - la recapitalización bancaria directa - que tiene el potencial de romper esta dinámica. Si unos intereses limitados -aunque legítimos- interfieren la toma de decisiones, el político bloqueante se hace acreedor de presión y crítica. Y así de dura es la vida.
Un cordial saludo,