domingo, 5 de diciembre de 2010

Sexo, mentiras y discos de vídeo

Esta entrada se parece mucho a la anterior. En aquélla escribía sobre los libros digitales y sus precios ocasionalmente abusivos. En esta toca hablar de los discos de video y de las formas en que sus comercializadores intentan privarnos del derecho de copia privada. En ambos posts se habla de contenidos digitales y de mentiras; también en ambos tomo cínico ejemplo de los mentirosos a quienes critico: una vez más tampoco hablaré de sexo.

Entrando en materia: el derecho de copia privada nos asegura que, si accedemos legítimamente a un contenido, podremos copiarlo para usos privados. Por ejemplo, ...
  • podemos grabar un programa de televisión y conservar una copia para verla más tarde, ya que el acceso al contenido es legítimo y el uso de la copia es privado;
  • no podemos, en cambio, vender la copia o difundir masivamente el programa ya que, aunque el acceso inicial haya sido legítimo, el uso final no es privado, y finalmente,
  • si accedemos a un contenido que ha sido adquirido mediante compra o descarga ilegales no nos asiste ningún derecho de copia, ya que el acceso inicial ha sido ilegítimo
El derecho de copia privada es importante e inalienable, ya que preserva el derecho fundamental de las personas a la cultura y la información. Más aún, los gestores de derechos de autor en no tienen en España motivos legítimos de queja, ya que compensamos a los autores por el lucro cesante mediante una tasa muy controvertida, el canon digital, que recae sobre los soportes y equipos que podrían usarse potencialmente para obtener estas copias. Por tanto el derecho de copia privada es nuestro y pagamos por el unas cantidades tan discutibles como discutidas.

El punto que argumentaré es que los comercializadores de DVD intentan privarnos de este derecho por dos vías concretas: incluyendo advertencias falsas en sus productos y protegiéndolos mediante sistemas DRM, que dificultan la copia legítima sin crear dificultades significativas a la copia ilegal.

Acerca de lo primero (advertencias falsas). Al iniciar la reproducción de un DVD suele verse un aviso previo, que a menudo también se reproduce en la caja. Este aviso dice algo parecido a:

ATENCIÓN: El propietario del copyright ha licenciado este DVD (incluyendo su banda sonora) única y exclusivamente para su uso doméstico [...] Cualquier copia no autorizada, edición, alquiler, intercambio, préstamo, exhibición pública y/o retransmisión de este DVD [...] están terminantemente prohibidos y la realización de cualquiera de estas actividades haría incurrir en responsabilidad civil y podría dar lugar a actuaciones penales.

Este texto informa erróneamente al consumidor ya que, si ha accedido legítimamente al vídeo (por compra, alquiler o préstamo entre particulares) le asiste el derecho a copiarlo para usos privados, sin necesidad de autorización previa del titular del copyright. Y esta es la verdad de la vida. Decir otra cosa es mentir.

Acerca de lo segundo (DRM) casi todos los DVDs comerciales están protegidos mediante un sistema anticopia bastante cutre conocido como CSS. La cutrez del CSS consiste en que usa unas claves criptográficas cortas (de unos 16 bits de longitud) que pueden ser descifradas en unos pocos segundos por cualquier ordenador de uso doméstico que uno disponga de programas adecuados. Esto supone que la protección anticopia de los DVD sólo es eficaz para impedir que un usuario doméstico, sin conocimientos informáticos especiales, ejerza su derecho a la copia privada. Un pirata mínimamente sofisticado dispone de software para romper tanto este esquema como sus sucesores más sofisticados. En el peor de los casos, si falla la decodificación, es suficiente con reproducir una copia legal del DVD en un buen equipo y grabar la salida de video.

Estamos viviendo un cambio tecnológico que coloca a creadores y comercializadores de contenidos en una situación delicada. Pero privar a los consumidores de sus derechos, después de cobrarles un canon por ejercerlos, no es una solución ni siquiera transitoria. Está feo y probablemente sea un delito.

2 comentarios:

  1. cobrar por algo que no has hecho es anticonstitucional; pues te priva del derecho a la inocencia; suponiendo que al comprarte un cd vas a piratear; cuando por ejemplo, puedes simplemente grabarte tus imagenes.

    presenta ademas dilemas de progreso; imaginaros que pasaría si no se pudiesen copiar ciertas cosas; por ejemplo vacuna contra el Sida...

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  2. Efectivamente, el canon digital es un parche, no una solución, y plantea innumerables problemas de todo tipo.

    A veces uno tiene la sensación de que en el tema de los contenidos digitales el legislador actúa de forma poco clara y asimétrica: como dice el comentario previo, al consumidor se le multa cuando compra un CD, mientras que a los propietarios y gestores de copyright se les permite difundir información sesgada engañosa sin que esto les perjudique de ninguna manera.

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